¡Bienvenidos, lectores!
Yo soy Maria José, estudiante de comunicación social y dibujante cuando la inspiración me llega. Disney estuvo a cargo de mi educación en los primeros años de mi vida, después las series de anime japonés me contaron historias diferentes en mi adolescencia y ahora las producciones de Dreamworks son mis favoritas. En mi sección voy a hablar del cine de animación, del trabajo de sus creadores y los recursos tecnológicos que utilizan para dar vida a sus historias.
Así como los niños dotan a las cosas inanimadas de un alma, diciendo que la mesa es “mala” porque les ha “golpeado” la frente o usan una escoba diciendo que es un caballo, hay adultos que persisten en esa ilusión infantil para crear lo que se conoce como cine de animación. El hada azul que con un toque de su varita dio vida al muñeco de madera Pinocho, puede ser el ideal de los animadores de los estudios de grabación que trabajan en la realización de millones de bocetos, de los que ocupan decenas para hacer visible el mínimo gesto de un personaje y miles para hacer posible una escena de interacción.
El cine de animación no utiliza la técnica de rodaje de situaciones reales, sino de una o más técnicas de animación como las de los dibujos animados o la animación en volumen, a la más reciente y usada animación por computadora. En la filmación de imágenes reales se registran éstas imágenes en movimiento continuo, descomponiendo automáticamente en un numero determinado de imágenes por segundo. En cambio, en la producción de animaciones no existe un movimiento real que registrar, sino que se producen imágenes separadas que al proyectarse de manera consecutiva dan por resultado una ilusión de movimiento.
A falta de una varita como la del hada azul, estas y otras técnicas son las que hacen posible que un dibujo salga de un papel y baile, que los muebles de una casa se muevan solos y que muñecos de madera o juguetes cobren vida. A falta de magia, tenemos tecnología.
Fuente: es.wikipedia.org
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